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EL ENTRENADOR, MAESTRO DE VALORES 

El comienzo de la temporada es el mejor momento para hacer reflexión y marcarse una serie de objetivos básicos, además de los meramente deportivos, para llevar a cabo a lo largo del curso baloncestístico. Está claro que el entrenador desempeña un papel fundamental y su figura va más allá de la cancha de baloncesto, completando la formación y la educación que los jugadores reciben en sus casas o en el colegio. 

De ahí que el entrenador tenga que ser el primero en dar ejemplo, siendo uno más del equipo y cumpliendo con los valores y acciones que quiera inculcar a sus jugadores. Por eso, es muy importante que llegue a la hora y trate de no faltar a ningún entrenamiento, demostrando así puntualidad y compromiso con el equipo. Una de sus misiones es fomentar otros aspectos de la vida cotidiana como la higiene y la nutrición.

Debe ser coherente en sus decisiones y tener el mismo criterio a la hora de aplicar algún castigo. Un correctivo cuyo fin es penalizar una acción no correcta del jugador o tratar de buscar motivarle. Lo que es fundamental es que no se castigue un esfuerzo, aunque sea equivocado, ya que cualquier esfuerzo debe ser reconocido y ha de promoverse el afán de superaciónindividual y colectiva como un elemento de trabajo más.

Por otro lado, el entrenador tiene que tratar de formar equipo, inculcando una serie de conceptos y normas para conseguirlo, partiendo desde el compañerismo y el trabajo en equipo. Es importante que respeten a cada uno de los miembros que forman parte del grupo y acepten las limitaciones propias y de sus compañeros, sabiendo que todos forman parte de un conjunto que trata obtener un objetivo común. Para poder lograrlo tienen que conocer y aceptar la dinámica y funcionamiento de un grupo y qué mejor forma de conseguirlo que haciéndoles participes.

El entrenador tiene que ser consciente de que debe tener un comportamiento ejemplar, ya que es el espejo en el que se reflejan sus jugadores. Debe mostrar respeto al árbitro y al rival y transmitírselo a sus jugadores para que también lo lleven a la práctica. Sus gestos, su vocabulario y sus acciones también le marcan como persona y ante su equipo. También es básico que conozca el reglamento y se lo enseñe a sus jugadores.

Por último, como en cualquier deporte, existe un componente competitivo, que no es negativo si se sabe administrar. Hay que inculcarles tanto saber ganar como perder, valorando los méritos propios y ajenos. Cada aspecto resulta importante y determinante para que el entrenador pueda cumplir con su trabajo de la mejor forma posible.

 

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